Clos De L'Obac

FAMILIA PASTRANA JARQUE

El matrimonio del periodista Carles Pastrana (Tarragona), y de la enólogo Mariona Jarque (Barcelona), se proponen, a finales de los años setenta, la aventura de su vida dedicando su futuro familiar y profesional al proyecto de recuperación de los vinos Priorat y la posterior proyección de dichos vinos a escala internacional. Treinta años después de aquellos inicios, juntamente con sus dos hijos Guillem y Iona, futuro esencial de esta historia, han consolidado un proyecto que hoy es conocido en todo el mundo.

 

DOQ PRIORAT

En 1979, Carles Pastrana y Mariona Jarque recuperan la tradición vinícola familiar iniciando una larga aventura que pretende rescatar los antiguos vinos cartujanos en el corazón de las tierras que fueron tuteladas por los antiguos priores de Scala Dei , monasterio situado en la comarca del Priorat. Crean las propiedades Clos de l’Obac y Miserere, replantando los viñedos en los márgenes del río Siurana en el pre-litoral sur de Cataluña, y constituyen las bodega Clos de l’Obac. A partir de 1989 elaboran los primeros vinos y CLOS DE L’OBAC es considerado por la Guía Mundial, un de los 150 mejores vinos del mundo.
 

 ¿Un poco de historia?

A finales de los años setenta, el matrimonio Pastrana & Jarque (Clos de l’Obac) juntamente con un amigo de la época, René Barbier (Clos Mogador) hijo de una familia de comerciantes de vino en Tarragona, inician la replantación de viñedo en el Priorat con la pretensión de llegar a producir grandes vinos.

Durante más de diez años, el proyecto no despierta el interés de los profesionales del vino, ni goza de la confianza de las entidades financieras, ni de las instituciones por razón de su gran envergadura, de la localización geográfica, de la falta de recursos económicos de los promotores, y de unos conocimientos enológicos inexistentes por parte, prácticamente, de todas las personas que, durante diez años 1979/1989 fueron constituyendo un grupo que, a pesar de todo, terminó por conseguir con creces la finalidad para la cual fue creado. Así, a principios de los ochenta, se unió al equipo el químico Toni Basté (Clos Basté Krug), catalán residente en Estrasburgo, poco después, le siguió Fernando García (Clos Setién) importador de vinos en Frankfurt, y el 1986, finalmente se integró el biólogo y responsable de la Escuela de Enología en el instituto de FP de Falset, Josep L. Pérez (Clos Martinet).

Los cinco, juntamente con un vecino de Gratallops que hacía de agricultor, Antonio Rosario (Clos Ballesteros Jové), forman el núcleo duro de todo el proyecto, núcleo que se cierra definitivamente en 1987 con la constitución de una sociedad agraria, y la integración en la misma del inglés Adrian Garsed (Clos Garsed), y el flamenco Luc Van Iseghem (Clos dels Llops), ambos comerciantes de vino en Londres y a Ostende, respectivamente. En 1989 y 1990, antes de embotellar la primera cosecha, una señora suiza, Daphe Glorian (Clos Erasmus) y un muchacho de la Rioja, Álvaro Palacios (Clos Dofí), se adhieren al proyecto, a pesar que nunca llegaron a formar parte de la sociedad.

 

 Los vinos de las propiedades Clos de l’Obac y Miserere, así como el de los viñedos Dolç de l’Obac y Kyrie, siguen un sistema de coupage  que se basa en un patrón que repite variedades y porcentajes de uva cada año, según los cuatro coupages específicos que se han escogido para cada uno de los cuatro vinos. La finalidad de este sistema es que, cada año, sean las características de nuestra climatología continental y mediterránea las que definan por contraste la personalidad y el carácter de cada vino y añada, y no que las características de un vino, de coupage aleatorio, se hagan servir para justificar o definir una añada.

 

Posteriormente, el vino, siempre por gravedad, es trasvasado a la sala de crianza en barricas de roble francés de las variedades Limousin, Allier y Nevers, donde permanecerá entre diez y quince meses según las características de la añada. Durante ese tiempo se le somete a decantaciones a través de trasvases manuales controlados a vela, a fin de separar y sacar regularmente las lías que se van depositando en el fondo de las barricas y que pueden ensuciar el vino alterándole los buenos gustos y aromas.